Golpes de calor: cómo cuidarnos

Una persona sufre de un “golpe de calor” cuando el cuerpo tiene dificultades para regular su temperatura interna, lo que puede derivar en un cuadro grave. Afecta principalmente a bebés, niños/as y adultos mayores.

Para prevenirlo, hay que tomar agua y bebidas frescas con frecuencia (aún cuando no se sienta sed) y mantenerse a la sombra o en ambientes frescos y ventilados. También  se debe evitar la exposición al sol o la práctica de ejercicio de 10 a 16 hs.

Los síntomas asociados a un golpe de calor son: sed intensa y/o boca seca, dolor de cabeza, fiebre, cansancio y debilidad muscular, piel pálida, exceso de sudoración, mareos, vómitos o desmayos.  

Si se presentan varios de estos síntomas, hay que recurrir de inmediato a una Guardia o servicio de Emergencias. Hasta que llegue la asistencia médica, es importante que la persona mantenga su cabeza elevada, que tome abundante agua fresca y también mojar su cabeza y cuerpo.

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